Rutinas

Desde pequeño he adorado los cuentos, esas historias imposibles y llenas de encanto que a la vez que entretenían, enseñaban algo. Ahora adoro leer, ver u oír todo libro, comic o historia que pueda; me encantan las pequeñas anécdotas, las historias breves o largas, las películas cuyo final no imaginas a los cinco minutos de empezar a verlas.

Siempre cuento una o dos anécdotas que escuche hace poco, algo que leí o vi. La mitad de los cuentos infantiles que siempre hemos escuchado son una farsa edulcorada, todos han ido cambiando para adaptarse a la época; La Bella Durmiente, por ejemplo, no fue despertada por un beso por el príncipe azul, sino que fue violada por un cazador, siguiendo dormida, y a los nueve meses despertó cuando uno de sus recién nacidos –gemelos, un niño y una niña-, buscándole el pecho para mamar, le sacó la aguja del dedo donde se había pinchado.

Siento como si la gente no apreciara las cosas curiosas, prefiriendo una vida y un estilo de pensamiento sencillos, creo que la sed de saber se pierde con los años, con el tiempo, dejándose llevar por la corriente y abandonándose a la rutina y a las cosas establecidas.

Muchas leyendas urbanas son mentira, como que el agua con azúcar quita las agujetas, pero oye, que lo dices y nadie te cree; claro, como ha sido así toda la vida.

¿“La ignorancia da la felicidad”?, sí, pero a qué precio.


Saratoga - Saratoga (Tema inedito no incluido en el Cd)